viernes, 24 de abril de 2015

Revolución colaborativa 4ª (Emprender en Internet para una economía colaborativa)

¿Cómo podemos lograr la revolución colaborativa? 4

Crear una startup de Internet en una economía colaborativa.

Así pues, las consecuencias de el actual modelo son el despilfarro, la sobre explotación de los recursos naturales necesarios para producir los bienes de consumo, y el agotamiento de las fuentes de energía del planeta; tan solo a cambio de concentrar la riqueza y promover desigualdad.


Frente a estos desmanes (ocasionados por una economía consumista y un régimen capitalista, que son consecuencia de la revolución industrial), en la era de Internet surge una nueva revolución: La de la red social y la economía colaborativa.

Una vez convencidos por la crisis de que no se deben atar los perros con longaniza, ahora se trata de utilizar las tecnologías de la información y las telecomunicaciones (TIC) para aprovechar mejor los medios disponibles:
Si voy a tener acceso a una taladradora cuando la necesite, no estaré obligado a comprar una para mi solo. Si podemos ponernos de acuerdo para ir varios juntos en un solo coche, todos ahorraremos gastos de viaje, consumiremos menos energía, contaminaremos menos, congestionaremos menos las carreteras, etc… Haremos un uso más eficiente de los recursos y de los productos y servicios.

Mediante la colaboración, se rompe la dinámica de "una empresa que produce frente a muchos clientes aislados", cada uno de los cuales solo puede tener el papel de consumidor.
Ahora las personas tenemos más poder: Si cada uno tenemos algo que otro necesita, y hay una red social o un “marketplace” que organiza el intercambio, entonces resulta que cualquiera puede hacer tanto el papel de productor como el de consumidor.

Pero no es tan fácil.
Tiene que seguir habiendo empresas que produzcan algunas taladradoras y algunos coches. Alguien tiene que construir las redes sociales y las plataformas que propicien el consumo colaborativo, y estas nuevas empresas digitales, ya sean startups o estén consolidadas, también tienen necesidades de inversión y de alguien que las financie.

Algunas de estas nuevas empresas se ponen muy contentas cuando consiguen levantar una ronda de financiación de varios millones de dólares que les permite crear o expandir su negocio. Pero, en casi todas las ocasiones caen en manos de inversores de capital riesgo. Estos inversores son conscientes de que la mayoría de las empresas que comienzan van a fracasar, y aun así siguen invirtiendo. ¿Por qué?
Porque cuando dan con una que tiene éxito, no se conforman con un porcentaje de interés, sino que esperan recuperar en poco tiempo 3, 5 o 20 veces lo que han invertido. ¿Quién creéis que se sentará en el consejo de administración para fijar los costes de intermediación entre los usuarios de esa plataforma de economía colaborativa y los sueldos de los empleados que la ponen en marcha?

De nuevo parecemos caer en poder de las "manos fuertes", cuando nuestro propósito era beneficiar a las otras dos fuerzas: nuestros usuarios y empleados.

Pero no caigamos en el derrotismo. Algo podemos hacer. Hay soluciones, y estas vienen de algunos productos de la propia economía colaborativa, como el crowdsourcing  (aprovechar la inteligencia de las masas) y el crowdfunding (la financiación colectiva).

Si quieres crear un proyecto de economía colaborativa, una empresa verdaderamente social, puedes:

  • seguir una metodología de “lean startup” para implementar solo las funcionalidades estrictamente requeridas por tus usuarios y mantener bajos los costes.
  • reclutar en la red a colaboradores que crean en el proyecto tanto como tú y que incluso estarían dispuestos a participar en él casi exclusivamente por el placer de hacer el bien a sus semejantes. 
  • y luego tienes que lograr convencer a tus futuros usuarios de las ventajas de tu servicio, y de que aporten entre todos el capital necesario, a base de pequeñas contribuciones individuales.



De este modo no habrá conflicto de intereses entre usuarios e inversores, porque ambos serán las mismas personas, podrás pagar sueldos dignos a tus empleados y los beneficios del consumo colaborativo revertirán sobre sus propios usuarios.

Así, podrás crear una empresa que aporte beneficios, pero no solo a los capitalistas, sino sobre todo a la sociedad.



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